Androide curioso

sábado, 23 de agosto de 2008

Galletas de latronem

Chasquearon las llaves al momento en que trataron de entrar por la puerta trasera de la casa. Ninguno de los prematuros ladrones imaginó quienes se encontraban en el interior. Todo se veía con calma, como si se tratara de una simple noche de otoño. Patrañas.
Lograron entrar, chicharreó la puerta por la falta de grasa, fue un signo de advertencia, pero todo permaneció en calma. Los ladrones quedaron más tranquilos, podrían robar y abusar de todo lo que se les presentara en casa. Recorrieron toda la casa, sin encontrar a nadie, todo parecía muy calmado y perfecto. Sería una labor fácil, pensaron. En una de las habitaciones había una caja que emanaba un extraño olor. Los curiosos ladrones se acercaron al cubo de cartón y lo abrieron puesto que estaba sellado con cinta adhesiva. Abrieron la caja y en su interior contenía algo que los perturbó tanto que uno de ellos se puso a llorar y el otro se orinó de ipso facto.
Gritaron, la puerta de la habitación se cerró de improvisto, todo comenzó a tomar un extraño sabor. Gritaron tanto que ya estaban agotados y aterrados. Amanece. Cuando despiertan se dan cuenta que no están en el mismo sitio, no obstante una extraña luz les impide ver con nitidez. Intentan levantarse pero no pueden porque estaban amarrados. Ahora ellos se habían convertido en la víctima de la situación.
La loca de la esquina los tenía secuestrado, en pocos minutos se convertirán en las próximas víctimas de Morgan, la loca que hace galletas con el dolor de sus víctimas, la loca que hace injertos con niños y perros atropellados.
¿Qué contenía la caja? Galletas con restos de humanos.
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1 comentario:

MyM dijo...

casi como una versión macabra de los frascos de alicia en el país de las maravillas. una alicia antropófaga!

 
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